La Dehesa de Abajo, con la enorme extensión de su laguna, su acebuchal centenario y su bosque de pino piñonero, representa además de un lugar digno de conocer, un paisaje visualmente muy atractivo para la realización de fotografías.

La formación caprichosa de las rocas que podemos encontrar en el Torcal de Antequera no deja indiferente a nadie, siendo un lugar de gran belleza y atractivo para la visita en familia y hacer unos retratos familiares para el recuerdo.

La Sierra Norte de Sevilla esconde en su interior dos tesoros visuales muy llamativos, que asombran a sus visitantes: Las cascadas del Huéznar y las minas de Cerro del Hierro. Lugares para no perderse y ser retratados en ellos.  

Un río de aguas rojas, locomotoras y vagonetas oxidadas con el paso del tiempo, paisajes infinitos de antigua actividad minera. Río Tinto es un lugar único donde los haya; un lugar donde el retratarse se convierte en una experiencia inolvidable.

Doñana, uno de los emblemas naturales de Europa, con sus infinitas marismas, sus dunas móviles, las playas que se pierden en la distancia, o la belleza de la ermita del Rocío, cuenta con un atractivo muy singular.

Sus frondosos castañares, que en el otoño aportan una paleta de colores digna de un cuadro de Monet, impresionan a todo aquel que se presta a visitarlos y a conocerlos. Es una de las características por las que la sierra de Aracena no deja indiferente a nadie.